Es por todos conocido que las expectativas que se generan sobre el día de tu boda son infinitas. Desde pequeña llevo imaginando cómo sería, con quién sería y cuándo sería. Con quién y dónde celebrarlo lo tuve siempre claro. Para nosotros la comida es lo principal en una celebración y el día de nuestro matrimonio no podía ser diferente, por eso el Cenador de Amós fue siempre la única opción que barajamos. El “cuándo” fue más complicado, ya que el COVID nos hizo cambiar de fecha hasta tres veces.

Todas esas expectativas, unido al estrés que conlleva tanto cambio, junto con el temor de que nuestro día se viera perjudicado se evaporaron el momento en el que pusimos un pie en el Cenador el día de nuestra boda. El trato que recibimos por parte de todo el equipo, la decoración maravillosa que nos prepararon y la comida que disfrutamos forman la combinación perfecta que hizo que todas nuestras expectativas se vieran más que superadas.

Puedo decir que nos regalaron el día más feliz de nuestra vida y que ni en mis mejores sueños imaginara algo tan especial e inolvidable.

Ana y Jose Antonio