"Tuvimos la impresión de haber asistido a una magnífica, y única, representación teatral culinaria".
Escenografía, libreto, iluminación, sala y sonido perfecto. «Vestido y decoración» de la mesa digna de cualquier evento palaciego versallesco, complementado hábilmente con cubiertos dispares y vajilla a cual más atrayente. Cada actuación, que presenciamos, desde el recibimiento y bienvenida, acertada y ajustada en todo momento que deja la impresión de que NADA está sujeto al azar y que todo cuadra a modo de puzle tridimensional impecable.
Los actores (personal de sala) encantadores, atentos, solícitos, amables y siempre dispuestos a que el resultado final fuera el esperado. Impecables en el trato, en el servicio, en su vestuario y sonrisa siempre cómplice y agradable que te motiva y da la confianza suficiente en el trato personal. ¿y qué decir de sus explicaciones y comentarios? Ajustados, claros, rotundos y justos en cada momento. Forman parte «viva» de una maquinaria perfectamente engranada cuya finalidad es la satisfacción del comensal. Nuestra más sincera enhorabuena por ello y por el orgullo que denotan en trabajo que realizan, eso dicen mucho y bien de un buen profesional, como lo son ellos y ellas.
Y por último, el DIRECTOR de la obra. Cercano, atento, distendido y afable. Todo te acerca y recuera a él. Los platos son su personalidad, el emplatado el cariño con que vive cada momento y el ambiente creado alrededor de la «cocina» es su alma libre y dicharachera capaz de conseguir un trozo de «felicidad» con tan solo un poco de harina, levadura, especies, de vegetal, de fruta, de pescado carne o marisco. Que no nos digan que esto se aprende, con esto se viene ya a este mundo inscrito en los genes y los Dioses solo tocan a unos pocos y en este caso el designado se llama Jesús.
Podría escribir mil cosas más y siempre positivas; pero la representación debe concluir para que el público puesto en pie aplauda y salude a las personas verdaderamente importantes: USTEDES.
Por resumir todo es una sola palabra, por eso de que los cántabros tenemos fama de poco habladores, decir: SORPRESA. Y si la comida, la estancia y la experiencia te sorprende, a esta edad…. que uno tiene, no se puede pedir más.
Gracias por este 22 de junio para nosotros emocional, sentimental y anímicamente tan importante.
Miguel Ángel Romero y Marián Castillo